Si hay una propuesta que ha llamado la atención en la escena local en este último tiempo ha sido Kali Mutsa, el proyecto musical de actriz Celyne Reymond, quien alarmó a los medios cuando debutó el 2011 con su EP «Ambrolina», una mezcla entre música romané, folclor latinoamericano y electrónica, quizás este híbrido resulte raro para muchos pero tiene un trasfondo bastante interesante, para analizar.
Claramente sus dotes vocales no es lo que más se destaca, sino que es su capacidad de ser una verdadera show woman sobre el escenario. Esa potencia y energía que son mostrados en sus canciones son reflejadas en sus tocatas en vivo. En 2014 lanzó su primer larga duración «Souvenance», una atrevida producción que le añadió sonidos como la cumbia a su espectro ya conocido hasta ese momento.
Muchos la consideran la versión latina de FKA Twigs, uno de sus referentes musicales junto a otros exponentes de la música árabe. Esta influencia se ve demostrada en su nuevo EP, «Mesmer», estrenado hace un par de días bajo la licencia del sello internacional EDMK. Son seis canciones trabajadas codo a codo con el productor Erasmo Parra, dándole un enfoque distinto al que venían realizando, siempre a la varguardia pero esta vez con una propuesta «intergaláctica» que te transporta a otros paisajes supranaturales.
«Interstellar» fue su primer adelanto, y hacía pensar -en ese momento- que vendría algo realmente potente. Un sencillo que como es fiel a su estilo, se divide en dos partes: al comienzo una propuesta con sintetizadores y sonidos que le dan un toque de mística a la composición… llegando al final, hace un quiebre con sonidos de cumbia, un cambio que no incomoda, al contrario, lo hace muy único.
Luego fue el turno de «El Ojo Interno», una atractiva colaboración junto a la cantante chilena María Magdalena, quien por estos días está preparando su regreso discográfico instalada en Berlín. Aquí ambas compositoras se complementan fusionando sus talentos en materia electropop. Esas dos canciones son por ahora los sencillos del EP, pero estos no son los puntos altos del EP (no no no, señor), hay otras cuatro canciones que son realmente para destacar.
Lo primero que me imagino al momento de escuchar estos temas es ¿cómo será en vivo? y para tener esa respuesta solo queda esperar, merece un lanzamiento como corresponde. Siguiendo la tracklist, se suma a este circo musical «La Casa Negra», que sigue la mecánica de sonidos galácticos con una voz distorsionada y con un exagerado uso de delay, lo que no significa que esté mal.
El track N°4 es «Wakan Tanga», término que va relacionado con lo espiritual o lo divino en la cosmovisión de los Sioux, nativos americanos que habitaron Estados Unidos y parte de Canadá hace más de mil años. Aquí se oye una especie de caravana marcada por las trompetas, acompañada de una letra que se cuestiona la existencia en la Tierra. Es una invitación a desatarse, sacar tus angustias y solo bailar.
Luego le sigue «Erotomaniac», que hace alusión a la erotomanía, que para los psicólogos es llamado el «delirio de ser amado» o más bien, un trastorno de ser amado por una persona cuando nunca lo ha sido. Un concepto profundo que en esta canción es representada con una distorsión de voces, que a modo personal creo que refleja la locura, esa locura de ser amado.
Por último y cerrando este EP está «Sanpaku», aquí se remonta a la cultura japonesa con un concepto que significa “tres blancos” y define a aquella clase de ojos donde la esclerótica (parte blanca del ojo) es visible ya sea en la parte inferior o superior, entre el iris y el párpado. Según la creencia se dice que las personas que poseen esta condición están malditas y mueren a temprana edad y de manera muy trágica. Esa esencia del país oriental, Kali Mutsa lo muestra introduciendo diálogos de «Naruto» (en idioma general) al medio de la canción, junto a sonoridades clásicas de la cultura japonesa.
Pues bien, puedes escuchar las 6 canciones a continuación (está disponible en Spotify pero con sólo 4 tracks):