El pasado 15 de septiembre se conmemoraron 30 años desde el lanzamiento de uno de los discos más importantes del repertorio nacional: “Pateando Piedras” de Los Prisioneros. Segundo larga duración del grupo encabezado por Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia, quienes con letras punzantes y aludiendo a una cruda realidad que estaba viviendo Chile por esos años, confirmaron su calidad musical que venían demostrando desde su debut con “La Voz de los 80”.
Es por eso que esta obra no es para nada ajena en la carrera de algunos músicos chilenos, que hoy en día están dando que hablar. Muchos de ellos tienen a este álbum como un referente dentro de su proyecto o que simplemente ocupó un lugar importante en su infancia. Citamos a varios solistas y bandas para que nos comentaran qué opinaban de esta gran obra, ya liberamos la primera parte, ahora les mostramos la siguiente con opiniones de Proyectosolo, Felipe Huertac (Amarga Marga), Javier Mansilla (The Suicide Bitches), Linco Viera (Verdaderos Cabrera), Manuel del Valle (Tus Amigos Nuevos) y Gonzalo Planet (Matorral).
Proyectosolo
«Pateando Piedras» me transporta a las idas y vueltas de la casa al colegio. Cuando escuchaba este disco no sabía tocar guitarra, pero igual me lo cantaba de principio a fin. El juego con los sintetizadores que tiene este disco creo que fue un cambio que le dio otra cara a la banda, así como más lolein y alternativa. No me considero un crítico de discos, ni un melómano empedernido, solo hablo sobre mi experiencia con la música. Sin duda un gran disco que siempre me llevará a la adolescencia, los controles remotos gigantes y quizás un poco antes.
Gonzalo Planet (Matorral)
«Pateando piedras» es un disco muy importante de Los Prisioneros, inaudito en su contexto. Como fue su primera producción con EMI, logró una exposición mucho mayor a la de «La voz de los ’80», de modo que su fantástica batería de hits sirvió como manifiesto y también de insuperable carta de presentación a la masividad, con canciones como «Muevan las industrias», «Quieren dinero», «Independencia cultural», «El baile de los que sobran» y «¿Por qué no se van?». Parecía un disco de grandes éxitos. En retrospectiva, lo triste del disco es que muchas de sus canciones sigan tan vigentes, como si no hubieran pasado tres décadas.
Felipe Huertac (Amarga Marga)
El panorama de las nuevas generaciones de músicos ha sido trastocado profundamente por la influencia de las melodías y letras de Los Prisioneros. Este álbum contiene material que atraviesa lo meramente musical, para dar una perspectiva muy directa de cosas que pasaban y que siguen sucediendo tanto social como personalmente. Hay canciones que siento parte de mí; temprano en la mañana mi mamá preparándome para ir al colegio mientras suena «Muevan las Industrias»; en el auto memorizando los nombres de todas esas monedas extranjeras que menciona González en «Quieren Dinero». Todo te queda claro al tiro, las canciones puedes gritarlas o bailarlas y hasta con guitarra de palo no pierden el carácter. Envidio mucho como suena la grabación.
Javier Mansilla (The Suicide Bitches)
Fue mi primer cassette, mi madre me lo regaló cuando cumplí 7 años, mi puerta de entrada al mundo de la música y a darme cuenta que podía percutir y cantar las canciones con mis compañeros de curso. Fue el soundtrack de mis primeras camaraderías. Mientras el sonido de «Las industrias» y la voz con reverb repitiendo «que no vuelvan más» nos asustaba un poco, la línea del bajo de «Por qué no se van?» nos hacía saltar y roquear.
Un día perdí el cassette en el colegio, pasó el tiempo y me puse a escuchar otras cosas nada que ver. Hoy, luego de una vuelta larga lo vuelvo a escuchar y lo saboreo más. Me conmueve más. Lo que más me sorprende es que las letras sigan tan vigentes, haciendo tanto sentido en nuestro contexto, 30 años después.
Linco Viera (Verdaderos Cabrera)
Para mí el disco marcó todo lo que iba a pasar con el rock chileno. A pesar de lo electrónico que es, la manera de enfrentar las canciones y en una época tan importante donde todos eran medios asegurados y se salvaban el pellejo (y además eran puros hueones fomes), siento que Jorge González fue un gran visionario que supo todo lo que iba a pasar en el futuro, teniendo una forma muy proyectada de ver las canciones, logró que el «Pateando Piedras», a pesar de lo diferente que es con «La voz de los 80» (que es un disco prácticamente de punk ska y «Pateando Piedras» un disco electrónico), sigue sonando a Los Prisioneros debido a la forma de componer las canciones.
Creo que es un disco con tremendas canciones contestatarias, como “Muevan las Industrias” o “Por qué los ricos”, y para que hablar de “El baile de los que sobran”, canción que dio la vuelta al mundo. Siempre me llamó la atención cómo les resultaba hacer de canciones con un trasfondo político y contestatario, tuvieran una hibridez con melodías alegres, pegajosas y bailables, que hasta al facho mas facho se le olvida lo que dicen y se pone a bailar. Para mí más allá del disco «Pateando Piedras», que fue el mejor momento de Los Prisioneros en su formación original, Jorge González es indiscutiblemente lo más grande de la historia del rock chileno, a nivel de hits y compromiso social.
Manuel del Valle (Tus Amigos Nuevos)
Escribir del Pateando Piedras para mí ha sido bastante complicado ya que es un tema que puede dar para mucho, desde las visiones de las canciones, época histórica, producción o de sus protagonistas, pero realmente mientras más lo pienso y reflexiono al respecto, veo que lo que más trae es una especie de nostalgia a mi propio pasado.
En mi familia soy tanto el hermano como el primo mayor, por lo que las referencias más ligadas a las contraculturas no las tuve desde un comienzo, mi papá lo más rebelde que ha escuchado hasta hoy ha sido probablemente Los Beatles y por el lado de mi mamá, en aquellos años amaba con locura a Mocedades. Más que nada solo se escuchaban cassettes, los mismos una y otra vez.
Mucho de eso cambia una vez que me regalaron una vieja pequeña radio, aquel momento fue muy especial para mí ya que comienzo a descubrir otros sonidos que comienzan a llamarme la atención y entregarme una energía que probablemente hasta el día de hoy no puedo describir aun cuando no sabía quiénes eran los que estaban cantando esas canciones.
En este mismo periodo algunos de mis compañeros de curso, aburridos por la flauta dulce, comienzan sus primeros acercamientos a la guitarra, instrumento que a pesar de que me llamaba mucho la atención le tenía cierto respeto y miedo porque pensaba que quizás sería muy complicada para mí, pero al ver que ellos eran capaces de tocar grandes temas como Muevan las Industrias, Paramar, La voz de los 80, etc.. que había escuchado alguna que otra vez en esa pequeña vieja radio, me dejan muy sorprendido y algo envidioso hasta que estos mismos compañeros compañeros me muestran como haciendo simples acordes podían dar como resultados grandes canciones.
Poco tiempo después uno de esos compañeros me presta varios cassetes muy carretiados (probablemente de su hermano mayor) para que los escuche y copie si así lo quería, uno de ellos fue el Pateando Piedras, no me importó que fuera probablemente la décima vez que se copiaba ese cassete, lo único que realmente me importaba era lo especial que eran cada uno de esas canciones y lo que me hacían sentir, lo que se convirtió en un reto el tratar de reinterpretarlas con ese instrumento nuevo que estaba descubriendo. El «Pateando Piedras» acaba de cumplir 30 años y es una parte de mi infancia con cierto olor a sala de clases, buenos amigos, guitarras desafinadas y por sobre todo a curiosidad.