La banda, que el año pasado ganó en la categoría de Mejor Álbum Debut en los Premios Citylab Esenciales 2023, se tomó unos minutos antes de tocar en la Blondie para conversar con SACH sobre la música nacional y su teloneo a Dënver: “Es como los niños que entran de la mano con los jugadores al partido y después terminan jugando en el equipo titular”.
Entre negocios de importadoras, fuentes de soda y carros de vendedores ambulantes hay una galería que esconde a una de las discoteques más emblemáticas de la capital, la Blondie.
Si uno camina hasta el fondo de esa galería, entre los negocios de ropa, hay una escalera que conecta directo con el backstage y el escenario. A través de ese oscuro y húmedo pasadizo suben Francisco Frei, Antonio Vasallo y Vicente Estay, quienes componen la columna vertebral de Oye, Elizabeth, banda que está a punto de concretar uno de los muchos teloneos que tendrán este año, nada más y nada menos que con Dënver.
Oye, Elizabeth coronó el año 2023 con el lanzamiento de su último disco “A Madrugar” (2023), en Matucana 100. Con este material de 11 canciones, cargadas de indie, R&B y electrónica, dieron a luz una nueva formación y también supieron hacer madurar su estilo.
Luego de ese lanzamiento, giraron para mostrar ese larga duración. “Se sintió una buena recepción. Siempre nos llegan comentarios positivos de la gente y que conectan con las canciones, así que nos sentimos muy satisfechos”, comenta Antonio.
A fines del año pasado ganaron en la categoría de Mejor Álbum Debut en los Premios Citylab Esenciales 2023. Ahora, quedan 10 minutos para que salgan al escenario a mostrar lo que tienen.
— ¿Qué significa para ustedes telonear a Dënver? ¿Se sienten fanáticos?
Francisco: Se siente bacán. Dënver no es algo que en mi juventud escuché tanto pero es un proyecto tremendo, con mucho carácter y contenido. Un proyecto que es icónico de la música chilena. Son un hito musical y cultural. Al Milton lo conocemos hace un rato, es muy bacán, se subió a cantar con nosotros en Matucana 100. Se siente increíble porque ellos nos escogieron, a ellos les gusta nuestro proyecto. Que nos inviten a tocar en la Blondie es como la guinda de la torta.
Vicente: Es un pequeño gran paso fantasioso. Es raro estar en un lugar así.
Antonio: Lo más cuático es que yo tengo recuerdos de haber escuchado a Dënver en 2008 y para mí siempre era escuchar los nombres típicos de esa época: Dënver, Javiera Mena, Alex Anwandter, Astro… Y era como los que uno siempre escuchaba. Pero eso fue cuando estábamos en segundo básico.
Vicente: No para decirles «viejos» (risas)
Antonio: Es como los niños que entran de la mano con los jugadores al partido y después terminan jugando en el equipo titular con esos mismos jugadores. Se siente una weá así.
— ¿Ven en ese indie de los 2000 una influencia para Oye, Elizabeth?
Antonio: Sí. La parte alternativa sobre todo.
Vicente: Caleta.
Francisco: Ese indie pop, como de radio. No sólo chileno, sino que también Phoenix, MGMT, The Strokes. Esta banda nace porque todos congeniamos de ese gusto en particular.
Antonio: La música alternativa en general. A pesar de que no estemos haciendo nada nuevo ni inventando la rueda, siempre estamos en una constante búsqueda de algún sonido más fresco dentro de los más convencional que hagamos. Sabemos que hacemos indie pop pero nos gustan los sonidos raros, cambiar estructuras, cambiar las afinaciones. Sonar diferente a lo que conocemos.
Vicente: Nos gustan las sorpresitas.
Francisco: Las pelás de cable (risas)
La escalera, en donde Oye, Elizabeth pasa sus últimos minutos antes de salir al escenario de la Blondie, sirve como una caja que reverbera de forma exagerada los ruidos de los comerciantes que ordenan sus puestos. Los negocios ya se cierran. Se caen fierros, se cierran cortinas metálicas, se guardan maniquíes. Todos se van, pero la fila afuera del recinto avanza lentamente.
Estos últimos shows no solo se han centrado en su último disco, sino que la banda, que fue bautizada en honor al nombre de la abuela de Francisco, también aprovecha de tocar las primeras canciones interpretadas de otra forma y con otro carácter.
“El proyecto fue mutando en sonido y en propuesta. Ya hemos agarrado fiato como banda y también en el estudio. Cuando hicimos el último álbum, que fue el debut como banda, hubo una experimentación entre nosotros y aprendimos a conocernos. Eso está mejorando de una manera más orgánica. Ahora sabemos cómo trabajamos”, agrega Antonio.
— ¿Cómo ven la escena actual indie chilena?
Francisco: No se puede hablar de una sola indie chilena. Bueno, primero está el rollo santiaguino, se han lanzado proyectos heavy como Candelabro, que hicieron un debut aclamado por la crítica. Pero a veces al indie chileno le faltan aspiraciones más grandes. Una vez vi una entrevista que decía que el indie era muy “bueno”, que no se quiere mojar el potito, que quiere tocar por acá. Pero no sé. A veces uno se limita porque el indie es acogedor, familiar, pero por otra parte le falta el querer salir más allá, tener más alcance.
Vicente: Es un círculo de tomarse los brazos entre los cabros. Siempre hay harto apoyo, nos conocemos entre todos. Siempre están los mismos. Hago mención especial al Benje, está en todo. Aparece hasta en el baño (risas) Pero a la escena le falta ir más allá. Es un círculo muy abrazado pero muy interno, dentro de sí mismo.
Este 2024 vendrá cargado de teloneos y shows solos. Además, el conjunto se prepara para hacer su segundo disco, que se espera tenga entre 10 y 13 canciones, de las que llevan varias producidas. “Va a ser distinto y mejor. Vamos a tirar el otro por la basura”, comenta entre risas Francisco.
Toño: Estamos abandonando las guitarras y dejándolas en un segundo plano. Llegaremos a un sonido más electrónico. Esperamos que la primera canción salga en marzo de 2025.
Francisco: Queremos experimentar con el trip hop, una volá más pop electrónica, más R&B, hasta un poco de bossa. Salir del indie.
Vicente: Se siente un proceso más orgánico. Estamos tratando de acercarnos a las cosas de una manera más personal. Compartimos harto desde el punto cero de las canciones. Es un proceso más pulcro que el anterior.
-Ahora tienen planes de tocar fuera de Chile…
Antonio: La idea es hacer una gira en México con una banda de allá. Estamos esperando que se alineen los astros, los tiempos de ellos. Además, estamos postulando al Fondart, no es una gira que podamos costear. Y no vamos a girar todavía mientras no sea con ese fondo. Esta gira nos serviría para ganar público, pero no iremos solo por ir a pasear.
La banda se despide, baja las escaleras y se prepara para entrar al escenario. “Supongo que nos vemos abajo”, grita Vicente, antes de perderse entre las luces rojas y moradas del pasadizo secreto de la Blondie. Los negocios de la galería ya cerraron, pero la fiesta está por empezar.