Reseña por Francisca Sanhueza
Fotos por Jorge López C. (@fotoenvivoscl)
A veces me gusta pensar que la música es como el fútbol, comparten pasiones y sacrificios, caminos largos y difíciles, recambios, épocas doradas, etc. Si tuviéramos que hablar de Alex Andwanter, Pedropiedra, Gepe, Javiera Mena y Camila Moreno, entre otros, hablamos de algo así como nuestra primera división de la música chilena. Artistas independientes que a lo largo de la última década han logrado fortalecer y consolidarse como músicos, manteniéndose vigentes y multiplicando sus convocatorias a tal punto de repletar el teatro Caupolicán y el teatro Cariola en distintas ocasiones, tachar de sus listas festivales y giras internacionales, reconocimientos en sus discos y mantenerse en la vanguardia musical siendo referentes de gran parte de la camada de bandas y artistas nuevos. Entonces a la vez, también somos más críticos y estamos expectantes por escuchar mejores discos, disfrutar de mejores vídeos y por supuesto presenciar mejores shows.
Quemasucabeza lleva la bandera en el desfile de la independencia chilena, con sus artistas y estandartes más visibles, Gepe y Pedropiedra, con los cuales han tanteado y han logrado pavimentar un camino de tierra para las futuras generaciones. Este último acaba de celebrar durante la noche de este sábado ocho de Julio su último y delicioso disco “Ocho”. Un teatro Cariola llenito esperaba ansioso, Pedropiedra no tocaba desde Marzo en un escenario santiaguino, habían ganas de cantar acumuladas y reunidas en el reciento de San Diego.
La nueva incorporación de Quemasucabeza, Emisario de Greda, la cual contiene los componentes del sonido de la nueva camada chilena fue la encargada de calentar las aguas y de paso mostrarse ante este público. No es de extrañar que el sonido nos recuerde la propuestas de sello Piloto ya que entre sus filas podemos encontrar a los ex Patio Solar Javier Poduje (Voz, guitarra y teclados) y Yaney Salgado (Teclados y voces), además de Renato Hidalgo (bajo), Juan Pablo Aravena (batería) y Vicente González (guitarra) quienes grabaron su primer larga duración “Anhelario” bajo la producción de Felipe Castro, guitarrista de Pedropiedra, en Estudios del Sur y Estudios Playa. Canciones más introspectivas y etéreas, con una correcta ejecución lograron acompañar a los puntuales asistentes que se encontraban en el lugar.
Pasadas las 20.30 hrs se abren las cortinas, una tela semitransparente gigante ocultaba todo el escenario, se encienden las luces y aparecen las sombras de toda la banda, algo extraño y nuevo sucedía. Las luces aparecían desde atrás y comenzó a proyectarse el dibujo que se mezclaba con las siluetas que se entreveían tras la tela, comenzaba la magia y prometía una noche de muchas sorpresas. Una luna aparecía en el fondo entre un fondo naranjo y sonaba “Eclipse total” track del disco “Emanuel”.
Desde hace un tiempo los seguidores de Pedropiedra hemos podido presenciar la gran colaboración del ilustrador Gabriel Garvo, tanto en sus shows en vivo, en el arte del disco Ocho y en el video clip grabado en el mismo Teatro Cariola de la canción “Rayito/Olita”. Anoche vimos la evolución de este trabajo y la experimentación escenográfica que todo artista tiene que tener. Entonces si Pedro y Gabriel nos tenían acostumbrados a disfrutar de sus animaciones en vivo y en directo, esta vez fue como ponerse los lentes 3D del cine y mirar el espectáculo en el gran telón semitransparente. El dibujo fue un integrante más de la banda y protagonista de la primera parte del show. Mención especial al trabajo de luces que potenció todo este maravilloso espectáculo que le dio otro color al frío y particular Cariola. Por cierto, la gran asistencia de niños al concierto, que puede tener o no tener relación con la participación de Pedro en la banda de 31 minutos, fue la que más disfruto de estos dibujos gigantes que llenaban entre líneas cada espacio del escenario.
Luego de esta gran estimulación visual y que no podía pasar desapercibida continuó con la clásica “Las niñas quieren verse bien” y las primera seleccionadas de Ocho: “Pelusita” y “Rayito/Olita”, esta última con un sonido villero que al finalizar mutaba a la versión cumbiera del himno “Inteligencia dormida”, logrando tener a todo el teatro bailando y moviendo la manito.
Entonces vino el turno de los estrenos con “Quinta costa”, canción inédita y medio romanticona que da aviso de nuevas composiciones. Cae la tela y podemos ver la escenografía sacada de un cuento: flores, hojas, ciervos, honguitos y árboles iluminados que acompaño a la banda durante todo el show, si bien era muy atractiva la propuesta sólo cumplió una función estética y no hubo mayor interacción con ella.
Comenzó un bloque más pausado con “Noche de San Juan” en donde vemos a Pedro solo acompañado con su guitarra y el tecladista frente a su público. Entra el primer invitado de la noche, Vicente Cifuentes, con un cover de Juan Luis Guerra para dar inicio a un particular momento, al parecer había alguna historia detrás de ese feat que pudo haberse explicado con mayor profundidad para ensalzar el momento y potenciar la exposición de Vicente Cifuentes que está metido de lleno en su nuevo trabajo llamado “Bachata local” y que podría ser atractivo para más de algún seguidor de este ritmo centroamericano.
Regreso del quinteto al escenario, todos de traje y zapatos, Pedro usaba el clásico saco blanco con parches de Starwars, Hora de aventura, Unión Española y Jesús, que hemos visto durante toda la promoción de Ocho. Llegó el turno de “Era tu vida” junto a Sebastián Jordán y Sebastián Orozco, bronces destacados de nuestra música chilena que tocaron de manera impecable los arreglos de la canción. Los invitados continuaban y fue el turno de una conocida de la casa de Quemasucabeza: Felicia Morales acompañó con su voz la melodía de “Zorzal”, logrando una perfecta combinación de voces que nos sumergió un rato en la parte más tranquila y envolvente del concierto, canciones que pocas veces podemos escuchar en vivo y que se disfrutan más por lo mismo, sabes que es un momento especial. Seguida de “Hasta el final” para luego rematar con una de las baladas más bonitas que nos ha entregado esta última década de música chilena: “Sol Mayor”, cada rincón del Cariola gritaba a todo pulmón: “Será porque somos dos animales…”.
Entonces fue el turno del último invitado de la noche: Fernando Milagros quién se mandó una maravillosa versión de “La balada de Jorge González”,. El timbre de Milagros, la seguridad con la letra y el fiato entre ambos selló esta versión como uno de los feats altos de la jornada. Por cierto he visto en un par de ocasiones a Fernando acompañar a sus contemporáneos en el escenario y siempre me ha dejado con una grata sensación.
Comenzó el desenlace del concierto con temas fuertes como “Al vacío”, “Pasajero” y la infaltable “Mister Guantecillo” en dónde se siente ese viaje a la infancia y como se arma una especie de mosh buena onda entre la gente. Llegó el turno del single “Lluvia sobre el mar” una de las canciones más fuertes del disco tanto por su letra como por su melodía y luego vino “Matando el tiempo” en dónde Pedro confesaba que para él era una de las canciones más especiales de “Ocho”. Para finalizar con la guinda de la torta: “Vacaciones en el más allá”.
La banda sale del escenario y el teatro quería más. Gritos, bulla y el eco fuerte provocaba el regreso de la banda a la escenario. Fue el turno de “Occidental” y “Ayayayai” para volver a salir de escena. Todos sabíamos que faltaba algo y es que este disco comenzó a promocionarse con la encargada de cerrar la noche: “Todos los días”. Entonces se reintegran por segunda y última vez al escenario para despedirnos con el single que da inicio a este disco. Álbum que ha consolidado el sonido de Pedropiedra reafirmando que es un gran compositor de canciones.
Pedropiedra transmite buena onda, canciones con mensajes cercanos y a la vez reflexivos, él se comunica con su público y se muestra relajado. Un show de casi dos horas que mezcló a la perfección toda su discografía y sella un disco especial, que a pesar de su corta duración logra saciar el hambre de las buenas canciones y demuestra que Pedro es uno de los músicos destacados de nuestra primera división de la música chilena.
Quisiera mencionar antes de cerrar esta reseña algo que me sucede con el Teatro Cariola, todos sabemos que desde hace un tiempo la productora Transistor arrendó las inmediaciones del recinto de San Diego y han sido grandes responsables de esta resurrección. Lograron darle vida a un teatro que por años se encontró botado y con poca actividad musical. Lamentablemente ya han pasado un par de años de este Cariola 2.0 y a mi parecer el sonido sigue dejando un gusto a poco. Es importante que los recintos que se utilizan para hacer música cuenten con los equipos y herramientas necesarias para entregar un show de calidad sonora, porque si hablamos de música qué sentido tiene ir a ver a una banda si el teatro suena mal. Sería bueno una inversión en acústica o ingeniárselas de alguna forma para afinar el único gran detalle que a mi parecer tiene el teatro: su sonido.