Un mar de sentimientos son plasmados por la compositora en su nuevo material discográfico. Canciones que hablan de la naturaleza, el amor y la pérdida.
La banda dream pop Mueres En El Mar, proyecto liderado por Macarena Carreño, comenzó septiembre con un EP bajo el brazo, titulado La timidez de los eucaliptus. Un íntimo trabajo donde habla de la compositora habla de naturaleza, naturaleza humana, las partidas, el dolor que conllevan, la resignificación de éste y el amor.
Nos conectamos con Macarena, con quien conversamos para detallar y precisar aquellas anécdotas e historias que rondan en la elaboración de este, el primer EP de la banda cocinado en una casa donde alguna vez vivió la gran Gabriela Mistral.
Mueres En El Mar, el proyecto musical de la gestora cultural se ha mantenido activo en distintas presentaciones en línea, fue así como formó parte del Festival Sinusoide, del sello del mismo nombre y del programa En Primera Línea transmitido por Rockaxis. En septiembre, estará en el Festival Libre en Casa, organizado por su discográfica Sello caída libre y participará en la edición online de Rockodromo, cuya fecha será próximamente confirmada.
Un año completamente distinto e inesperado, donde cualquier plan cambió, ¿Qué esperabas tú de este año?
De este año no esperaba nada la verdad, antes estuvo el estallido, lo que nos costó nuestra participación en los Pulsar, habíamos sido seleccionados para la feria 2019, pero bueno, no se pudo y lo entendimos, pero para nosotros era un paso que no se hizo, y antes de eso hicimos un crowdfunding en Idea.me, el cuál tuvo muchos problemas con mercado pago, las personas que iban a depositar no pudieron hacerlo por problemas técnicos lo que nos llevó a perder la campaña y el dinero recolectado. Entonces fue un año de puros fracasos, por ende este 2020 no esperaba nada, de hecho necesita parar, respirar y ver la vida más tranquilamente, poner un stop y ver qué está desordenado en mi vida, qué es lo que estoy haciendo, ¿estoy dónde quiero estar? Estoy en un año de introspección, alimentando los pensamientos que me dan vida, que hacen que mi familia y cercanos crezcan, que me hacen florecer.
Toda esta introspección en cuarentena para mi ha sido maravillosa la verdad. Yo sé que hay muchas personas pasándola mal, sé que es tremendo, tengo muchos amigos que la han pasado bastante mal, sé que hablo desde el privilegio de tener un trabajo, pero para mí fue un relajo; la vida del arte, la cultura y la gestión tiene que ver todo el rato con estar atenta y seguir haciendo rodar la máquina.
Y en cuánto al trabajo a distancia y la tele-creación, ¿cómo ha ido eso?
Trabajando en Casa Mistral, el trabajo digital ha sido súper bacán, porque el productor, Pablo Cuatrobeats, es muy seco. Al trabajar «La timidez de los Eucaliptus» con él, me di cuenta que Pablo y Mueres en el Mar se conocen muy bien, o sea, el proyecto que yo gesté se lo entregué a Pablo y él lo vistió, cuidó mucho y entendió. Antes nosotros en una canción trabajamos 7 días en jornadas extensas de unas ocho horas sin contar lo que lleva la composición, pero muchas horas probando maquetas, arreglos, poner voces, yo después del trabajo me iba al estudio a seguir trabajando, entonces fue súper agotador, pero el proceso nos hizo ser amigos, ser cercanos y el hoy nos propone cosas maravillosas que me encantan.
El trabajo lleva por nombre un proceso botánico el cuál entiendo es un concepto clave en este trabajo, por favor cuéntame acerca de la timidez
Es un comportamiento que tienen algunos árboles los cuales crecen sin que sus copas se topen, la copa de los árboles están aisladas, por lo tanto cada copa puede alcanzar la luz del sol y dejan el espacio suficiente para que pueda crecer el otro árbol también y pueda alcanzar la luz del sol y es algo muy loco porque tú te paras en un bosque que tiene timidez, miras hacia arriba y se ve un mosaico, copas de diferentes formas perfectamente incrustadas, es algo muy bonito de ver además de pensar. Muchos se preguntan qué paso ahí, hay varias teorías, y a mi me gusta pensar que los árboles de dieron el espacio, comprendieron que esa era la mejor manera y se dieron un espacio para nutrirse, para crecer y me hace mucho sentido con el cambio que yo quiero ver en la humanidad, quiero que nos demos el espacio para conversar, que no nos arrebatemos el poder sólo por querer ganar o querer ser más, al final si tú le dejas el espacio al otro, esa otra persona te nutre y viceversa, finalmente yo hablo de colaboración.
Por otro lado, el eucaliptus -como muchos saben- es un árbol que consume mucha agua, seca la tierra y es muy inflamable, daña el ecosistema, crece mucho más rápido que la vegetación nativa y un poco invade, entonces al Eucaliptus se le ve como algo negativo, casi terrible, pero a la vez es el árbol que a mi me ha acompañado en mis recuerdos más felices, cuando yo voy a la playa, o comparto con mi gente cercana, amigos, soy feliz, camino por el bosque de eucaliptos y soy feliz. Entonces, esta dualidad me hace mucho sentido como seres humanos, los eucaliptus los plantaron ahí, ellos no eligieron estar ahí, fueron traídos a Chile, no eligieron crecer aquí, entonces aún así son hermosos pese a que son dañinos, es lo mismo creo yo que pasa con las personas, nacemos acá o cualquier otra parte del mundo y somos seres humanos que estamos destruyendo en alguna forma el planeta, podemos tener una huella de carbono brígida pero, ¿somos intrínsecamente malos? Yo creo que todos los seres humanos tenemos algo en común que es la forma en que sentimos y necesitamos amor, todos los seres humanos tenemos esas ganas de ser amados y amar.
Sobre el trabajo conceptual, yo cada canción me la imaginé en un lugar e hice un recorrido, donde pasas por ejemplo por “Ya Me Conoces”, donde hay una fogata, atardecer, un carrete bacan, entretenido; “Ya no hay Tiempo” está en una casa donde estás tranquila, pero sola, triste y melancólica; “They May Envy You” es la noche, donde está el mirlo, un pajarito que es un poco malo con otras aves porque este pájaro deja sus huevos en los nidos de otras aves y hace que estas otros pájaros críen a sus polluelos como que los obliga, de hecho mata a las otras aves para que sólo queden sus polluelos, entonces es un poco dañino; “La Oportunidad” para mi es el Mar, uno tiene la oportunidad de hacer las cosas que uno quiera hacer, lo que le gusta y eso te lo da el contexto, la familia, los amigos, entonces es un agradecimiento a quienes me dan la oportunidad de hacer música y de vivir otras experiencias.
¿Cómo fue el transformar esos conceptos, lugares y sentimientos en preciosas portadas? ¿cómo surge este trabajo en conjunto a Chio Barra ?
Lo primero que hicimos fue juntarnos varias chicas, una directora de arte, una diseñadora, una bailarina y yo, éramos cuatro con una chelita (ríe) en Casa Mistral, conversamos sobre la vida y sobre nuestros proyectos artísticos, del por qué hacíamos arte. Yo les mostré mis canciones y fue bacán, se sentía que todas estábamos en la misma, todas queríamos algo más profundo y ayudarnos, apañarnos, porque todas sabíamos lo difícil que es.
Lo bacan de la Chio es que ella, al igual que yo, es muy sensible, entonces creo que percibimos las cosas de manera similar, agradezco mucho esa sensibilidad y esas ganas de mirar el trabajo que teníamos, también conversamos en profundidad, creo que el arte es un medio que también uno tiene que utilizar para el bien, para expresar pensamientos que nos den vida y nos ayuden, hay tanta oscuridad en el mundo que yo quiero contribuir y lo que se dio con la Chio fue que ella, al igual que yo, estaba experimentando, probando y bueno, con ella llevamos casi un año conversando y trabajando, entonces también ha ayudado en el proceso, porque ella conoce las canciones desde que eran maquetas y ahora les dio forma visual a todo lo que hemos hablado, de hecho me pasa lo mismo que con Pablo, conversamos tanto tanto antes que ahora cuándo tenía que tener lista las portadas, nos proponía algo y nos gustaba al tiro, las correcciones eran mínimas porque el grueso de sus propuesta nos hacía sentido de inmediato, de hecho en un collage que hizo, con la portada de «Ya no hay tiempo», nos dijo «me voy a ir en la volá» y nosotros le dijimos «voh’ dale», porque sabíamos que iba a ser algo bueno que nos haría sentido, trabajamos en un principio la paleta de colores, donde cada canción tiene su color, ella ya sabía de que trata cada tema.
Para cerrar, me gustaría irnos en la volada como la Chio, a lo largo de esta entrevista he visto un mínimo común denominador por así decir, clave tanto en el proceso de elaboración de este trabajo como en la esencia del EP que es el escuchar y el conversar, ¿cuál es la importancia de escucharnos en la vida como sociedad?
Nos falta escucharnos, quizás tengo un rollo con las comunicación, pero yo creo que el escuchar realmente, el ver a la otra persona y al otro ser con paciencia y amor también, como dice Alain De Botton tener una interpretación generosa del actuar de la otra persona es lo que nos va a salvar, interpreto lo que tú me estas diciendo de manera amorosa, no pensando en que la otra persona quiere hacerme daño a mí. La idea del escuchar tiene que ver también con la idea de ver más allá también de sólo lo que se dice o se hace, sino que comprender a la otra persona según el contexto, tener empatía.
Yo pienso que es necesario ponerse en el lugar del otro, porque esa es la forma en la que tomamos mejores decisiones, es la forma para crecer y colaborar. Yo no hablo de la gente «ah, la gente es tonta». No, me hago parte de ese núcleo y hago algo al respecto. Entonces, muchas veces nosotros cometemos el error de creer lo que la gente necesita algo, cuando lo primero que hay que hacer es escuchar lo que necesitan. Igual la sociedad de alguna manera va tan rápido que no nos alcanzábamos a escuchar, ni vernos. Entonces, como dice Edo Caroe en Free Sólo, «free solito, free solein»; es necesario tomar distancia de una situación, de una persona, de una emoción, pero no tener lejanía, que la lejanía finalmente es la que hace que no nos importe la persona, que no la veamos.